Es dura una época en la que las particularidades más absurdas que lamentablemente forman parte de nuestra identidad como mexicanos, se tornan exuberantes, grotescas, sangrientas. La transa, la corrupción, la impunidad, la violencia, tan celebradas y que tan orgullosos pudieran habernos tenido en algún tiempo, ahora han alcanzado las fibras profundas de nuestro miedo, y no es para menos. El Poder, esa fuerza que impulsa a los corazones humanos a emprender sus acciones más abominables, ejecuta ahora en nuestro país una danza macabra en la que todos corremos peligro. Se puede saber quién, cómo, dónde, cuánto; a qué célula, cártel, empresa, o dependencia del gobierno pertenece; se sabe también cómo la esquivan, cómo la libran, cómo, pese a todo, sigue la mata dando; se pueden saber todas las causas del mal, pero lamentablemente la infección ya es muy fuerte, y al parecer somos uno de esos enfermos que se niegan a cualquier tipo de tratamiento, simplemente sintiéndose muy machos.
Así, el Teatro, esa otra fuerza motora del corazón humano, viene a ser una ventana a un aire con posibilidades nuevas, un remedio para la ceguera que nos agobia. Y más cuando el artista emprende su obra impulsado primordialmente por esa impostergable necesidad de entender. No habrá límites para la imaginación de este artista, ni frustración ante la falta de apoyos y promociones oficiales -desinteresadas en la mayoría de los casos de indagar mucho en eso de nuestra identidad- aprovechará cualquier pequeño resquicio por el cual su voz pueda ser escuchada, y desde esa trinchera intentará transformarlo todo.
Hoy, en este pequeño resquicio, un clown, esa especie de anti-héroe solitario, triste a la vez que glorioso, se da a la tarea de enfrentarse, con el arma del humor, a las mitologías más oscuras de nuestro país, escarbando en sus personajes y sus obsesiones, sus caprichos, sus inacabables traiciones, descubriendo algunos de los hilos que se enmarañan en esta torcida Patria nuestra, tratando de encontrar a través de sus nudos el rumbo por el que ha de continuar su camino. Ojalá que la risa nos sacuda del letargo y que nos sirva este espejo para reflejarnos hacia atrás y ver un más claro mañana.

Miguel Ángel Canto

lunes, 3 de agosto de 2009

Buenas y malas...

Y así como hemos recabado buenas críticas y comentarios, también existe el otro lado. No quiero dejar de publicarlo aquí, aunque es un comentario anónimo publicado en un "comment" sobre la nota que se publicó en el periodico "EL NOROESTE" de Culiacán.


" Un trabajo de mala calidad, para público facilón. Tiene qué andar puebleando porque ningún teatro serio lo ha tenido en cartelera. Sus ´argumentos´ son de hace 40años y están más vistos que la coca cola. En tierra de ciergos...
¿No hubo nada mejor que conseguir para un festival? 18-07-2009 08:33:34 "

Me hubiera gustado contestar personalmente, solo diré que cualquiera está en su derecho de juzgar el espectáculo y decir lo que le parezca, lo que sí responderé es que el teatro Socorro Astól, me parece un teatro de mucha seriedad y el público de Culiacán no podría ser juzgado jamás como un público facilón.

Después de esto, debemos decir que éste blog está abierto a cualquier tipo de críticas, agradecemos las buenas y las malas, serán todas bienvenidas y publicadas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es formidable la posibilidad de este blog para vertir críticas teatro, y en particular sobre la obra "Patria que Nace Torcida". La vi hace unas semanas y, si se me permite, difiero del comentario de alguien (lamento escribir "alguien" ya que en este país es mejor tirar la piedra y esconder la mano), pero vamos a la conversación. Si "alguien" dice que la obra es para un público facilón y que se comete el "pecado" de andar puebleando ¿en qué lugar se encuentra la crítica?. Dejemos a un lado el racismo, la cuestión clasista sobre "puebleando"; seguramente la ignorancia de "alguien" le impide entender que el teatro así empezó, que los grandes autores recorrían los caminos para llevar adelante sus propuestas teatrales, por eso lo de "Juglares", "Cómicos de la Legua", etc. Desde mi humilde punto de vista, la obra, se refiere a una visión resumida y esencial -dentro de los límites teatrales, no es un maldito manual-de la historia de este país. Lo que yo vi, y me acuso de ser público "facilón", me pareció una obra que habla del pasado y se abre (no al futuro, los autores no son torpes), se abre hacia la discusión, hacia el diálogo inteligente - algo que los "alguien"´es difícil que entiendan. La posibilidad de una discusión sobre X o Z obra es formidable. Supongo que es otro de los logros de esta obra. Felicidades. Ojalá que, desde Cambridge, Munich, Florencia, Ciudad de México, los "alguien" por lo menos den la cara ante los que "pueblean".

David Jiménez.